En un refugio de montaña se desea la sencillez de una comida caliente y la comodidad de una cama pequeña, es querer escapar del caos de la vida cotidiana y encontrarse a sí mismo, es perderse en la naturaleza y emocionarse con su belleza. En el entorno del Rifugio Nuvolau todo es montaña: desde la áspera roca sobre la que se encuentra construido hasta la historia que conserva.
En este lugar experimentarás la tradición de los antiguos refugios alpinos de las Dolomitis: lugares que te llevan a los orígenes, a los primeros exploradores de estas zonas, mujeres y hombres que, con profundo amor y cuidado, descubrieron y preservaron la montaña y sus maravillas.
Emma Menardi -que con Juan y sus cuatro hermanos- ha asumido con entusiasmo la gestión del Rifugio Nuvolau, mantiendo el espíritu del refugio: ofrecer a los visitantes una acogida cálida y genuina, hoy como hace más de cien años se hizo. La dificultad de abastecimiento, la escasez de agua y la tecnología son retos que hay que acoger y afrontar. Pero en tu estadía te ayudarán a olvidar el estrés de la vida moderna y a ver el mundo con otros ojos.